viernes, 11 de noviembre de 2022

La Tierra en la silla eléctrica 2. Epidemias

 La Tierra en la silla eléctrica 2. Epidemias

Fuente: https://www.eldiestro.es/2022/10/la-tierra-en-la-silla-electrica-2-epidemias/

Autor: Galo Dabouza

Dedicado al Dr. José Luis Sevillano, a Ricardo Delgado de la Quinta Columna y a los incomprendidos enfermos de electro hipersensibilidad EHS.

En la Tierra, a día de hoy, todas las formas de vida estamos inmersas en una sopa radioeléctrica más espesa que el chocolate que hacía mi abuela.

Lo que Arthur Firstenberg llama “El arco iris invisible”, libro cuya lectura recomiendo a quien desee saber el mundo en el que vive y las amenazas que pesan sobre nuestra vida y salud. Un manual de supervivencia para los que estamos en la civilización.

El problema principal es que como ese “chocolate” no es visible para la mayoría, muchos creen que no existe. Veremos que hay personas que, a su modo, lo ven.

Pero el planeta no siempre fue así. 

Hasta 1837, año en que se patentó el telégrafo eléctrico de Samuel Morse, las únicas radiaciones electromagnéticas que había en la superficie terrestre procedían del propio planeta o venían del espacio exterior, mayoritariamente del Sol.

Incluso esas, de vez en cuando producían efectos devastadores. 

Según el geógrafo del siglo XVI, Gerard Kremer, alias “Mercator” (inventor de la proyección geográfica Mercator, la más utilizada), la gripe de 1557 se extendió por toda España en un solo día, 20 veces más rápido que la máxima velocidad alcanzable en la época: un caballo al galope. 

Ejemplo milagroso de contagio. 

La siguiente gripe registrada se inició en 1727, y según cuentan cronistas coetáneos, se extendió por todo el mundo en muy poco tiempo. Igualmente, a una velocidad imposible, en un mundo que se movía a caballo, y suponiendo el patrón de contagio de la gripe del que nos habla la “ciencia” actual.

Sólo estos dos datos bastarían para que una inteligencia mediana dudase sobre ese patrón de contagio, hoy dogmático.

Lo que casualmente ocurrió en ambas fechas, que no ocurrió en los más de 150 años intermedios, fue una extraordinaria proliferación de tormentas solares -indicadoras de la actividad solar-, cuyas radiaciones alcanzaron la Tierra, modificando su patrón radioeléctrico. 

Ese periodo intermedio, sin pandemias de gripe, es lo que se conoce en astronomía como el “Mínimo de Maunder”, en el que tampoco hubo casi tormentas solares y ¡oh casualidad!, el clima de la Tierra se enfrió, en lo que conocemos como “Pequeña Edad de Hielo”, en que el Támesis y el Ebro se helaban en invierno. 

Pero claro, sólo un loco asociará la falta de actividad solar a un enfriamiento de la Tierra, y la proliferación de tormentas solares a una enfermedad pandémica. 

Enloquezcamos, pues, porque las cosas podrían no ser como nos las han contado.

La vinculación del clima de la Tierra con el Sol sabemos que es falsa, porque así lo dice Greta Thumberg. 

Como todo el mundo sabe, en el día y la noche, así como las 4 estaciones, el Sol no pinta nada. Y en el clima del planeta, tampoco.

Sin embargo, aun admitiendo que el Sol puede modificar el clima de la Tierra, pocos están dispuestos a admitir la vinculación de las radiaciones electromagnéticas, solares y no solares, con las enfermedades. 

Para entender que puede haber vinculación basta recordar lo que nos enseñan en la escuela (no hace falta ir a la universidad), de que muchos procesos fisiológicos son procesos eléctricos. En realidad, aunque no nos lo digan, todos.

De ahí que resulta evidente pensar que un cambio en el campo magnético o electromagnético pueda interferir en esos procesos. 

Lo insólito sería lo contrario.

La medicina convencional admite que pueden interferir para bien, y de ahí los tratamientos de fisioterapia mediante corrientes eléctricas y el desfibrilador cardíaco. Pero nadie nos advierte que estos campos también pueden interferir para mal, y sin embargo, ahí está la silla eléctrica, para demostrarnos lo contrario.

Analizaremos a continuación la famosa “gripe española” de 1918, que puede que no sea exactamente como nos la contaron.

Pero eso es otra historia y será contada en otro momento.

Con el último capítulo se adjuntará PDF completo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario