sábado, 26 de junio de 2021

Los desarrolladores de la vacuna de Oxford-AstraZeneca tienen vínculos con el movimiento eugenésico del Reino Unido

 

Notas al margen por Arkonte: Este artículo no contiene los enlaces del artículo original que puede encontrarse en el enlace de abajo. He subrayado las partes del texto que me parecen mas relevantes.

Fuente: https://unlimitedhangout.com/2020/12/serie-investigativa/los-desarrolladores-de-la-vacuna-de-oxford-astrazeneca-tienen-vinculos-con-el-movimiento-eugenesico-del-reino-unido/?lang=es

Los desarrolladores de la vacuna AstraZeneca de Oxford han tenido vínculos previos no revelados con la Sociedad Británica de Eugenesia, y también con instituciones vinculadas con el movimiento eugenésico, tales como Wellcome Trust.

El 30 de abril, AstraZeneca junto con la Universidad de Oxford anunciaron un “acuerdo emblemático” para el desarrollo de la vacuna contra el Covid-19. El acuerdo involucra a AstraZeneca como un ente supervisor en los aspectos del desarrollo, como también en la fabricación y distribución. Mientras que, por el lado de Oxford, a través del Instituto Jenner y el Grupo de Vacunas de Oxford, se investigó y desarrolló la vacuna. En menos de un mes después de este acuerdo, se le adjudicó a la asociación entre Oxford y AstraZeneca un contrato del gobierno de EE. UU. como parte de la Operación Warp Speed, la labor público-privada de vacunación contra el Covid-19 dirigida por el ejército y la inteligencia de Estados Unidos.

Aunque la asociación fue anunciada en abril, el Instituto Jenner ya se encontraba desarrollando la vacuna contra el Covid-19 meses antes. El Instituto Jenner había comenzado este proceso a mediados de enero. Según un artículo reciente de la BBC, fue en enero cuando en el Instituto Jenner se dieron cuenta de que prontamente la pandemia se iba a volver algo serio, cuando el profesor Andrew Polland, que trabaja para tal Instituto y dirige el Grupo de Vacunas de Oxford, “compartió un taxi con un modelador que trabajó en el Grupo Asesor Científico para Emergencias del Reino Unido”. Durante el recorrido del taxi, “el científico le dijo que los datos indicaban que habría una pandemia similar a la de la gripe en 1918”. Se nos dijo que debido a este exclusivo encuentro, posteriormente, el Instituto Jenner comenzó a invertir millones en el desarrollo temprano de la vacuna contra el Covid-19, mucho antes de que la envergadura de la crisis fuera clara. 

Gran parte del 2020, la vacuna de Oxford-AstraZeneca fue tratada como un posible candidato temprano, aunque su liderazgo se vería empañado por escándalos en sus ensayos clínicos, como las muertes de sus voluntarios, pausas repentinas de los ensayos, el uso de un problema “placebo” con su propia serie de efectos secundarios y la mala dosificación “no intencional” de algunos de sus participantes que sesgó su tasa de eficacia autoinformada.

Los problemas más importantes que se produjeron durante los ensayos clínicos no han provocado mucha preocupación en los líderes desarrolladores de la vacuna, a pesar de la atención crucial hacia sus complicaciones por los medios masivos de comunicación. Adrián Hill, el líder en el desarrollo de la vacuna de Oxford-AstraZeneca, habló en NBC el 9 de diciembre e indicó que la vacuna experimental debería ser aprobada y distribuida al público antes de la conclusión de los ensayos de seguridad, además dijo que “el final de los ensayos sería a mitad del próximo año. Eso es demasiado tarde, esta vacuna es efectiva, estará disponible a gran escala y será distribuida con gran facilidad”.

Sarah Gilbert, la otra investigadora líder de la vacuna, pareciera creer en una probable aprobación de seguridad prematura y le dijo a la BBC el 13 de diciembre que las posibilidades de desplegar la vacuna a finales de año son “bastante altas”. Ahora, se espera que el Reino Unido apruebe la vacuna justo después de navidad, junto con India, que también se espera que apruebe la vacuna a fines de año.  

Si bien las controversias que rodean a los ensayos clínicos de la vacuna finalmente socavaron el estado previo como líder, la vacuna Oxford-AstraZeneca permanece fuertemente promovida como la vacuna de elección para los países en vías de desarrollo, porque es más barata y sus requerimientos de almacenamiento son menos complicados que sus competidores principales, Pfizer y Moderna.

A principio de este mes, el Dr. Richard Horton, editor en jefe de la revista de medicina Lance, indicó en CNBC que “la vacuna de Oxford-AstraZeneca es ahora la vacuna que inmunizará a todo el planeta de una manera efectiva y más rápida que cualquier otra vacuna que tenemos” porque en gran parte es “una vacuna que puede llegar a países con ingresos medios o bajos”. La CNBC también hizo referencias a Andrew Baum, líder global en servicios de salud para Citigroup, con su declaración que dice que la vacuna de Oxford-AstraZeneca “es realmente la única vacuna que va a suprimir e incluso a erradicar el SARS-CoV-2, el virus que causa el Covid-19, en los millones de individuos de los países en vías de desarrollo”.

Además de estas antiguas afirmaciones que dicen que la vacuna de Oxford-AstraZeneca será la única vacuna que los países en vías de desarrollo podrán elegir, este candidato a vacuna también ha sido abordado por muchos medios de comunicación principales e incluso independientes, como “buena para las personas, pero mala para la rentabilidad” debido a que esta asociación tiene la “intención explícita de proveer [la vacuna] en todo el mundo desde un principio sin fines de lucro, lo que significa que los países más pobres del planeta no van a tener que preocuparse de quedar fuera de esta cura por falta de fondos”. 

Sin embargo, la investigación sobre los desarrolladores de la vacuna y las realidades de su “promesa de tener un enfoque sin fines de lucro” revelan una historia muy diferente a la que ha sido hilada en gran parte del año por comunicados de prensa corporativa, expertos y académicos vinculados a la vacuna y a la prensa tradicional

Por ejemplo, la prensa tradicional ha tenido poco, o nada, que decir sobre el rol de la empresa privada de los desarrolladores de la vacuna, Vaccitech, en la asociación de Oxford-AstraZeneca, una empresa que cuyos inversionistas principales incluyen a ex altos ejecutivos de Deutsche Bank, al monstruo de Silicon Valley, Google y al gobierno del Reino Unido.  Todos ellos están para beneficiarse a través de la vacuna, además de los otros dos desarrolladores, Adrian Hill y Sarah Gilbert, quienes retienen un interés del 10% en la empresa. Otro punto que pasa desapercibido es el plan que altera dramáticamente el modelo de ventas actual para la vacuna posterior a la ola inicial de su administración, la cual puede ver el aumento de las ganancias, especialmente si el impulso obvio de ahora para hacer la vacunación contra el Covid-19 un evento anual en el futuro previsible se hace realidad.

Sin embargo, podría decirse que lo más preocupante de todo es el vínculo directo de los desarrolladores principales de la vacuna con la Wellcome Trust, y en el caso de Adrian Hill, el Instituto Galton, dos grupos con vínculos de larga data con el movimiento eugenésico del Reino Unido, un grupo conocido por difundir pseudociencia racista y labores para “mejorar el acervo racial” con la reducción de la población de aquellos que consideran inferiores por más de un siglo.

Los vínculos de Adrian Hill con el Instituto Galton deberían levantar preocupaciones obvias dado el impulso de hacer la vacuna de Oxford-AstraZeneca, que él desarrolló junto con Gilbert, la vacuna a elegir de los países en vías de desarrollo, particularmente en países de Latinoamérica, en el sur y sudeste de Asia y África, las zonas donde miembros pasados del Instituto Galton han hecho un llamado a reducir el crecimiento de la población.

En la entrega final de esta serie de la Operación Warp Speed, las labores de vacunación del gobierno de Estados Unidos y raza, los lazos de la vacuna de Oxford-AstraZeneca con instituciones vinculadas a Eugenics, el rol secreto de Vaccitech, y el mito de que la venta de la vacuna es “sin fines de lucro” y con una motivación altruista se exploran en detalle.

GlaxoSmithKline y el Instituto Jenner
El Instituto Edward Jenner para la Investigación de Vacunas se creó en el año 1995 en Compton, Berkshire como una asociación público-privada entre el gobierno del Reino Unido, por medio del Consejo de Investigación Médica y el Departamento de Salud, y el gigante farmacéutico GlaxoSmithKline.

Tras una “revisión por parte de los patrocinadores [del instituto]”, fue relanzado en 2005 en Oxford bajo el liderazgo de Adrian Hill, quien, antes de ese nombramiento, tuvo un alto cargo en el Centro de Genética Humana de la Wellcome Trust. Hill, el desarrollador líder de la vacuna contra el Covid-19 de Oxford-AstraZeneca, todavía dirige un grupo de investigación en la Wellcome Trust cuyo enfoque es “el entendimiento de las bases genéticas de susceptibilidad de diferentes enfermedades infecciosas, especialmente… infecciones respiratorias severas”, el cual conduce sus estudios en África. El Consejo de Investigación Médica del Reino Unido también se ha vuelto un colaborador con la Wellcome Trust, específicamente en iniciativas relacionadas a la vacuna.

La Wellcome Trust, que se discute posteriormente en el artículo con mayor profundidad, se creó originalmente con financiamiento de Henry Wellcome, que fundó la empresa que después se convirtió en GlaxoSmithKline. 

El compañero de Hill en el Instituto Jenner y co-desarrollador de la vacuna de Oxford contra el Covid-19 es Sarah Gilbert. Gilbert también viene de la Wellcome Trust, en donde fue “directora de programa” y estudiante de Hill. Juntos, Gilbert y Hill han trabajado para posicionar al instituto para ser el centro de todas las labores futuras de vacunación en respuesta a epidemias mundiales.

Profesora Sarah Gilbert en Oxford. Foto por John Cairns

La reubicación del Instituto Jenner en Oxford fue facilitada mayormente por el Consejo de Investigación Médica, que donó £1.25 millones entre los años 2005 y 2006, luego de que se decidiera reemplazar a los patrocinadores originales (GlaxoSmithKline, el Consejo de Investigación, el Departamento de Salud) por la Universidad de Oxford y el Instituto para la Salud Animal, ahora llamado Instituto Pirbright. La participación de Pirbright significó que el renacido Instituto Jenner se volvió único en el desarrollo de vacunas destinadas a humanos y ganado.

El renacido Instituto Jenner ha llegado a dominar el desarrollo de vacunas financiado públicamente en el Reino Unido, como también el testeo de vacunas producidas por las empresas farmacéuticas más grandes del mundo por medio de ensayos clínicos y los últimos años ha supervisado ensayos de seguridad para vacunas de alto interés mediático. Algunos de los ensayos dirigidos por el Instituto Jenner tuvieron controversia, tales como los que utilizaron bebés en Sudáfrica en 2009, siete de los cuales murieron.

En una investigación dirigida por la revista British Medical Journal se descubrió que en el caso sudafricano, Hill, quien dirige al Instituto Jenner, engañó a los padres a sabiendas sobre los resultados negativos y los métodos de vacunación cuestionables usados en estudios de animales y, además, sobre la ineficacia de la vacuna. La vacuna en cuestión, una vacuna experimental contra la tuberculosis desarrollada conjuntamente por Emergent Biosolutions y por el Instituto Jenner, fue descartada después de que un estudio controvertido hecho en bebés confirmara lo que ya se sabía, que la vacuna es ineficaz.

El ensayo clínico, financiado mayoritariamente por Oxford y la Wellcome Trust, fue elogiado posteriormente como “histórico” por la BBC. Hill, en el momento que el estudio era dirigido, tenía un interés económico personal en la vacuna.

Instancias similares de prácticas dudosas en los ensayos de eficacia y los efectos del aumento de las dosis han llevado a los expertos a criticar la vacuna contra el Covid-19 desarrollada por Hill y Gilbert. Ellos tienen un interés financiero considerable en la vacuna de Oxford-AstraZeneca contra el Covid-19.

Si bien, según se informa, la vacuna tiene una eficacia del 90%, aquellas cifras, citadas a seguido en los informes principales, son autoinformadas por los mismos desarrolladores y fabricantes de la vacuna (por ejemplo, el equipo de Oxford y AstraZeneca), lo cual es significativo dado que, previamente, Hill y otros científicos del Instituto Jenner habían sido atrapados manipulando resultados de ensayos clínicos para beneficiar el producto de la vacuna en el cual ellos han invertido de manera personal.

La prominencia del Instuto Jenner en el desarrollo y testeo de la vacuna ha llegado en gran medida a través del papel de liderazgo adicional de Hill en la Red de vacunas del Reino Unido, también tiene un rol esencial en la identificación de “qué tecnologías de vacunas podrían tener un papel importante en brotes en el futuro”. Dos de los principales defensores de la Red de vacunas del Reino Unido son la Wellcome Trust y GlaxoSmithKline.

Como era de esperar, La Red de vacunas ha invertido miles de millones de libras en el Instituto Jenner dirigido por Hill, con proyectos completos, lo que incluye una plataforma de partículas similares al virus “plug and display” para una vacunación de respuesta rápida. También fueron financiados por la Red de vacunas los estudios iniciales hechos en el Instituto Jenner de nuevas vacunas de adenovirus de chimpancé para el coronavirus (en este caso, MERS), el mismo vector viral usado para la vacuna de Oxford-AstraZeneca. Además de la Red de vacunas, el Instituto Jenner también coordina las labores del equivalente de Estados Unidos a la Red de vacunas, MultiMalVax.

El profesor Adrian Hill del Instituto Jenner, Foto por John Cairns

El Instituto Jenner también ha tenido vínculos estrechos con GlaxoSmithKline y la empresa italiana de biotecnología Okairos, la cual fue comprada por GlaxoSmithKline en 2014. Luego de ser comprada, Okairos y su nuevo dueño, GlaxoSmithKline, fueron dos entes clave en el avance de la vacuna experimental contra el Ébola, una labor que refleja el apuro en el desarrollo de la vacuna contra el Covid-19 en muchas maneras importantes. Los ensayos de seguridad apresurados para esa vacuna fueron supervisados por Adrian Hill y la Instituto Jenner y fueron financiados por el gobierno del Reino Unido, junto con la Wellcome Trust. GlaxoSmithKline y Okairos son las únicas empresas representadas en el Panel de Consejeros Científicos del Instituto Jenner.

El Instituto Jenner, junto con GlaxoSmith Kline y una pequeña empresa de biotecnología francesa llamada Imaxio, han desarrollado una vacuna experimental para la malaria desde el 2015, con ensayos clínicos hechos en humanos, que fue anunciada el 12 de diciembre del 2020. Esos ensayos serán efectuados en 4,800 niños de África durante el curso del 2021, en muchos de los países en donde el grupo de investigación de Hill en el Centro Wellcome ha estudiado la susceptibilidad genética para enfermedades severas. “Este año, mucha más gente en África morirá de malaria que de Covid”, indicó Hill recientemente en cuanto al inicio ya próximo de los ensayos clínicos.

Actualmente, el Instituto Jenner es financiado por la Jenner Vaccine Foundation, pero en los documentos de la fundación se indica que en muchas ocasiones ha existido un flujo considerable de dinero de parte de los premios estratégicos de la Wellcome Trust. Un “panel especial de revisión” de la Wellcome Trust que es actualmente presionado por el Instituto Jenner para aplicar un “financiamiento estratégico principal” adicional desde la Wellcome Trust luego de visitar el instituto y valorar su trabajo.

El Instituto Jenner enmarca su financiamiento de la Wellcome Trust como una guía clave detrás de sus decisiones para el desarrollo, que son hechas “basadas en el modelo exitoso del apoyo al premio estratégico de la  Wellcome Trust”.

Sin embargo, la fundación del Instituto Jenner no es la única fuente de ingreso para sus investigadores principales. Hill y Gilbert han estado trabajando para comercializar, a través de Vaccitech, su propia empresa privada, muchas de las vacunas del instituto. Aunque los reportes de medios de comunicación describen a menudo la vacuna un esfuerzo combinado entre AstraZeneca y la Universidad de Oxford, Vaccitech es el accionista de esa asociación, dado que el candidato a vacuna depende de la tecnología desarrollada por Hill y Gilbert pero que es propiedad de Vaccitech.

Una mirada más profunda a Vaccitech ofrece una pista de porqué el nombre de la empresa ha estado ausente de casi todos los reportes de los medios de la comunicación sobre la vacuna de Oxford-AstraZeneca, ya que demuele la afirmación de que la vacuna es “sin fines de lucro” y se ofrece a bajo costo por razones benéficas.

Vaccitech: ¿Le va bien por hacer el “bien”?
La razón oficial por la que Sarah Gilbert y Adrian Hill crearon Vaccitech en el 2016, según The Times, es porque “se anima a los investigadores de Oxford a crear empresas para comercializar su trabajo”. Vaccitech, como otras empresas de investigación “comercializadas” de Oxford, procede del Instituto Jenner a través del brazo de comercialización de la universidad, Oxford Science Innovations, que actualmente es el mayor accionista de Vaccitech en un 46%. Se informa que Hill y Gilbert mantienen un 10% de las ganancias de la empresa.

El inversionista más grande de Oxford Science Innovations, y por extensión, uno de los más grandes accionistas de Vaccitech, es Braavos Capital, la empresa de capital de riesgo fundada en 2019 por Andrew Crawford-Brunt, jefe global de negociación de acciones del Deutsche Bank en su sucursal de Londres. A través de su participación en Oxford Science Innovations, Braavos posee aproximadamente el 9% de Vaccitech.

Antes del Covid-19, el foco principal de Vaccitech, en especial durante el 2019, fue el desarrollo de una vacuna universal contra la gripe. Las labores de Vaccitech al respecto fueron elogiadas por Google, que también tiene inversiones en la empresa. Al mismo tiempo, la Fundación de Bill y Melinda Gates estaba financiando una investigación para desarrollar una vacuna universal contra la influenza, supuestamente porque aún no se podía “diseñar una vacuna contra la influenza que protegiera ampliamente contra las cepas de influenza que cada invierno infectan a la gente y a todas aquellas que podrían surgir en la naturaleza y desencadenar una pandemia mortal y destructiva”, de acuerdo a un informe de Stat Newsdel año pasado. La labor de la Fundación Gates, se asoció originalmente con Larry Page, cofundador de Google, y su esposa Lucy.

Para financiar completamente a  Vaccitech de Hill y Gilbert, y específicamente a su búsqueda para una vacuna contra la influenza, Oxford Science Innovations solicitó £600 millones de “inversionistas externos”, entre ellos la Wellcome Trust y el brazo de capital de riesgo de Google, Google Ventures. Esto significa que Google está preparado para generar ganancias de la vacuna de Oxford-AstraZeneca en un momento que su plataforma de videos de Youtube se ha movido para prohibir el contenido relacionado con la vacuna contra el Covid-19 que arroja una luz negativa sobre esta vacuna, incluido el candidato de Oxford-AstraZeneca. Otros inversores de Vaccitech son Sequoia Capital, la sucursal china, y la empresa farmacéutica china, Fosun Pharma. Además, el gobierno del Reino Unido ha invertido aproximadamente US $5 millones en la empresa y se espera que recupere dinero de la vacuna de Oxford-AstraZeneca.

La página web de Vaccitech muestra a sus cofundadores Adrian Hill y Sarah Gilbert. Obtenido desde vaccitech.co.uk

La información que existe sobre la motivación de ganancia detrás de la vacuna Oxford-AstraZeneca se ha enturbiado debido a la difusión mediática de la afirmación de que Hill y Gilbert no recaudarán los royalties de la vacuna y que AstraZeneca no generará ganancias con ella.

Sin embargo, esto es cierto hasta que la pandemia se declare “oficialmente” como terminada, y el virus se califique como un virus estacional o persistente que requiera la administración de la vacuna contra el Covid-19 con intervalos regulares y anuales. Sky News informó que la determinación de cuando termine la pandemia“se basará en las visiones de rango (no especificados) de cuerpos independientes”. Ya en ese punto, Vaccitech y Oxford obtendrán los royalties de las ventas de la vacuna AstraZeneca.  

Los que están vinculados a la vacuna han estado en el centro de promover la idea de que la vacuna contra el Covid-19 pronto será un acontecimiento anual. Sin embargo, a principios de mayo, John Bell, un catedrático de medicina y “arquitecto” de la asociación de Oxford-AstraZeneca, habló para NNC News y dijo: “Sospecho que relativamente vamos a necesitar una vacunación continua contra los coronavirus en el futuro”, y agregó que se requerirá que sea cada año, como la vacuna contra la influenza. NBC News no advirtió que la vacuna de Oxford-AstraZeneca, en la cual Bell participa, se beneficiará financieramente de una manera considerable si eso llega a suceder.

Más recientemente, Bell indicó en The Weekque “en caso que se demuestre que hay un mercado para las vacunaciones regulares contra el coronavirus en el futuro, hay algo de dinero que ganar”. Una opinión similar fue compartida por Pascal Soriot, el CEO the AstraZeneca, indicó en Bloomberg en noviembre que la empresa se puso en marcha para hacer una “ganancia razonable” una vez que la pandemia sea declarada como terminada y el Covid-19 sea considerado como una enfermedad estacional que requiera vacunaciones regulares. En este asunto, Bill Enright, el CEO de Vaccitech, indicó que los inversores de la empresa recibirán “una gran cantidad de los royalties de una vacuna exitosa y también “pagos por hitos” si se declara el fin de la pandemia y las vacunas contra el Covid-19 se convierten en un evento estacional.

Particularmente, en Vaccitech parecen bastante seguros que esta posibilidad está programada para volverse realidad. Para todas las iteraciones posteriores de la vacuna de Oxford-AstraZeneca, Vaccitech readquirirá un porcentaje más grande de los derechos de la vacuna y actualmente se está separando de Oxford para la primera iteración. Sky News ha indicado que la tecnología que Vaccitech tiene “podría conducir a una segunda generación de vacunas contra el Covid-19” y que “ya ha recibido £2.3 millones de financiamiento público para desarrollarlas”.  

Incluso algunos funcionarios del gobierno de EE. UU, tales como Anthony Fauci, han dado señales de que la vacuna contra el Covid-19 necesitará dosis anuales. En particular, el gobierno, a través de BARDA del Servicio de Salud y Servicios Humanos, ha invertido más de mil millones de dólares en el desarrollo de la vacuna Oxford-AstraZeneca. Además de los funcionarios del gobierno, en muchos artículos publicados recientemente por los medios de comunicación principales se ha afirmado que el consenso de los “expertos” parece que se “inclina hacia una inyección anual, igual que la vacuna contra la influenza”.

Por ejemplo, el doctor Charles Chiu, catedrático de enfermedades infecciosas de la Universidad de California-San Francisco, indicó recientemente en Salon que “esto podría terminar en una vacuna que no es administrada una sola vez o dos veces… podría terminar en lo que llamamos una vacuna estacional, o una vacuna que necesita ser administrada cada dos años”.

Tales matices de que la vacuna contra el Covid-19 será algo anual a partir del 2021 se han vuelto algo común para los fabricantes mismos de la vacuna contra el Covid-19. Sin embargo, el 13 de diciembre, el CEO de Pfizer, Albert Bourla, fue citado por el Telegraph diciendo que “no sabemos cuánto tiempo dura esta protección [de la vacuna]… creo que es probable que se necesiten vacunas periódicas”.  Recientemente, Pfizer también ha hecho una declaración que dice que “no sabemos si el virus mutará y tampoco sabemos la durabilidad de los efectos protectores de cualquier vacunación” y agregó que la vacuna podría ser adecuada “para una administración repetida de dosis de refuerzo” en el caso que la vacuna solo induzca una respuesta inmunitaria durante unos meses.

Luego, el martes 22 de diciembre, Moderna publicó información que indica que la inmunidad de la vacuna contra el Covid-19 podría durar solo unos meses, y Forbesque publicó que “la duración de los anticuerpos neutralizadores de la vacuna de Moderna será relativamente corta, es posible que duren menos de un año”, resultado que favorecería a impulsar una vacunación anual contra el Covid-19.

El desarrollador de la vacuna contra el Covid-19 de Pfizer, Ugur Sahin de BioNtech, también declaró el mismo día que “el virus podría quedarse con nosotros por los próximos 10 años… De hecho, necesitamos acostumbrarnos a que habrán más brotes”. Luego agregó que “si el virus se vuelve más eficiente… necesitaremos una asimilación más alta de la vacuna para que la vida vuelva a la normalidad”, lo que implica que estos brotes regulares que él anticipa, ocurrirán en los próximos diez años y que estarán correlacionados con un aumento de la administración de la vacuna. 

Incluso, citas hechas por los mismos desarrolladores de la vacuna Oxford-AstraZeneca apuntan a un futuro dominado por la pandemia y el deseo de que la crisis se prolongue para que la vacuna pueda ser ampliamente distribuida. Gilbert habló para el UK Independenten agosto y dijo que ella cree que el Covid-19 es solo el comienzo y que las pandemias similares serán más frecuentes en un futuro cercano.

El equipo de vacunas de Instituto Jenner parece que está tan determinado a crear la vacuna contra el Covid, que, en junio, se citó a Hill en el Washington Post afirmando querer que la pandemia se quede y dijo que “estamos en una extraña posición al querer que el Covid se quede, al menos por algún tiempo. Pero los casos están disminuyendo”. También indicó que su equipo está “en una carrera contra el virus desaparecido”.

Dado que los desarrolladores de la vacuna, “expertos en medicina”, funcionarios del gobierno y los CEO de las empresas más grandes que desarrollan la vacuna están de acuerdo en que la vacuna estacional contra el Covid-19 es un resultado cada vez más probable, vale la pena considerar un posible motivo oculto con respecto del modelo inicial “sin fines de lucro” usado por el Instituto Jenner/Vaccitech y AstraZeneca en su vacuna contra el Covid-19 desarrollada de manera conjunta.

Dado que la guía de la vacuna en varios países establece que cada dosis de la vacuna Covid-19 multidosis debe ser producida por el mismo fabricante, la implicación es que en caso de necesidad de variantes periódicas de esta vacuna, quienes inicialmente recibieron la vacuna Oxford-AstraZeneca probablemente necesitarían recibir esa misma “marca” de vacuna estacionalmente. En otras palabras, a quienes inicialmente se les suministró la vacuna Oxford-AstraZeneca probablemente necesitarán, no sólo recibir una segunda dosis de la misma “marca”, sino que recibir esa misma “marca” de vacuna de forma continua todos los años. En particular, aún no se han realizado estudios de interacción sobre las vacunas Covid-19 y otros medicamentos, así como otras vacunas.

Si este resulta ser el caso, ciertamente le correspondería al equipo de Ozford-Vaccitech-AstraZeneca querer que su vacuna sea la más utilizada el primer año para garantizar el mercado más grande para las subsiguientes vacunas Covid-19 anuales. Esto podría ser un posible motivo detrás de los esfuerzos de la asociación Oxford-AstraZeneca “para suministrar al mundo entero con la inyección Oxford” y para suministrar la vacuna “a los grupos más vulnerables al Covid-19”. Los gobiernos de todo el mundo han comprado esta vacuna, incluso antes de la aprobación regulatoria, incluidos Europa, América del Norte, Australia y la mayoría de los países de América Latina.

La Wellcome Trust
Actualmente, Adrian Hill tiene un cargo de alto nivel en el Centro de Genómica Humana de la Wellcome Trust. La Wellcome Trustes una organización benéfica científica con sede en Londres, establecida en 1936 con fondos del magnate farmacéutico Henry Wellcome. Como se mencionó anteriormente, Wellcome fundó la compañía farmacéutica que finalmente se convirtió en el gigante de la industria GlaxoSmithKline.  Hoy en día, Wellcome tiene un fondo de US $25.9 mil millones y se dedica a iniciativas filantrópicas, incluida la financiación de ensayos clínicos e investigación.

Hill ha estado estrechamente vinculado a Wellcome durante décadas. En 1994, participó en la fundación del Centro Wellcome de Genética Humana y recibió una beca de investigación principal de Wellcome Trust el año siguiente. Se convirtió en profesor de genética en Wellcome en 1996.

El sitio web del Centro Wellcome de Genética Humana se jacta del mapeo genético a gran escala que han realizado en África. El centro también publica artículos en los que se explora las disposiciones genéticas en relación con la  fertilidad masculina y el “éxito reproductivo”. El cruce entre la raza y los genes es importante en el trabajo del centro, ya que todo uno de sus grupos de trabajo, el Grupo Myers, se dedica a mapear los “impactos genéticos de los eventos migratorios”.

El centro también financió un documento en el que se señaló que mientras la eugenesia no sea coercitiva, es una iniciativa política aceptable. En el documento se formula la pregunta: “¿El hecho de que una acción o política sea un caso de eugenesia, es esto necesariamente una razón para no hacerla?”. Según la página de Hill en el sitio de Wellcome Trust, la raza y la genética han desempeñado durante mucho tiempo un papel central en su enfoque científico y su grupo actualmente se centra en el papel que desempeña la genética en las poblaciones africanas con respecto a la susceptibilidad a enfermedades infecciosas específicas.

Aún más preocupante, el año pasado  Science Mag informó que Wellcome fue acusado tanto por un denunciante como por la Universidad de Ciudad del Cabo de Sudáfrica de explotar ilegalmente a cientos de africanos al “comercializar un chip genéticos sin los acuerdos legales adecuados y sin el consentimiento de personas africanas cuyo ADN donado se utilizó para desarrollar tal chip”. Jantina de Vries, una bioética de la Universidad de Ciudad del Cabo de Sudáfrica, le dijo a la revista que esto era “claramente poco ético”. Desde la controversia, otras instituciones y pueblos africanos, como los pueblos indígenas Nama de Namibia, han exigido que Wellcome devuelva el ADN que recolectó.

El Centro Wellcome cofinancia de forma regular la investigación y el desarrollo de vacunas y métodos de control de natalidad con la Fundación Gates, una fundación que  se involucra de forma activa y reconocida en el control de la población y la reproducción en África y el sur de Asia, entre otras cosas, dando prioridad a la amplia difusión y distribución de anticonceptivos inyectables reversibles y de acción prolongada (LARC, por su sigla en inglés). Wellcome Trust también ha  financiado directamente estudios que buscaban desarrollar métodos para “mejorar la aceptación” de los LARC en lugares como las zonas rurales de Ruanda.

Como escribió el investigador Jacob Levich en la Palgrave Encyclopedia of Imperialism and Anti-Imperialism, los LARC ofrecen a las mujeres en el sur global “la menor opción posible a excepción de la esterilización real”. Algunos LARC pueden hacer que las mujeres infértiles hasta por cinco años y, como sostiene Levich, “dejan mucho más control en manos de los proveedores y menos en manos de las mujeres que los condones, anticonceptivos orales o métodos tradicionales”.

Un ejemplo es Norplant, un implante anticonceptivo fabricado por Scherin (ahora Bayer) que puede prevenir el embarazo hasta por cinco años. Este implante fue retirado del mercado estadounidense en 2002 después que más de cincuenta mil mujeres presentaran demandas contra la empresa y los médicos que lo recetaron. Setenta de esas  demandas legales conjuntas se relacionaron con efectos secundarios como depresión, náuseas extremas, pérdida de cabello y cuero cabelludo, quistes ováricos, migrañas y sangrado excesivo.

Modificaron ligeramente la peligrosa droga y la rebautizaron como Jadelle. Además, la Fundación Gates junto con USAID y EngenderHealth la promovieron en África. Anteriormente denominada Liga de Esterilización de Mejoramiento Humano, la misión original de EngenderHealth, inspirada en la eugenesia racial, era “mejorar el acervo biológico de la raza humana”. Jadelle no está aprobada por la FDA para su uso en los Estados Unidos.

Otro LARC que está plagado de escándalos es Depo-Provera de Pfizer, un anticonceptivo inyectable que se utiliza en varios países africanos y asiáticos. La Fundación Gates y USAID han colaborado para financiar la distribución de este medicamento e introducirlo en los sistemas de salud de países como Uganda, Burkina Faso, Nigeria, Níger, Senegal, Bangladesh e India.

Andrew Pollard, director del grupo de vacuna de Oxford, donde reside el Instituto Jenner de Hill, está vinculado a la Fundación Gates. Su empleador, la Universidad de Oxford, ha recibido US $11 millones para la investigación del desarrollo de vacunas de la fundación durante los últimos tres años y US $208 millones en subvenciones durante la última década. En 2016, la  Fundación Gates donó US $36 millones a un equipo de investigadores encabezado por Pollard para el desarrollo de vacunas.

Además, el laboratorio privado de Pollard está financiado por la Fundación Gates. Dado esto, no debería sorprender que la Alianza Global para la Vacunación (GAVI, por su sigla en inglés), una asociación público privada fundada y actualmente financiada por la Fundación Bill y Melinda Gates, planee distribuir la vacuna Covid-19 de Oxford-AstraZeneca a países de bajos ingresos, predominantemente africanos y asiáticos una vez que sea aprobada.

El Instituto Galton: Eugenesia para el siglo XXI
Tanto Wellcome Trust como Adrian Hill comparten una estrecha relación con la sociedad eugenésica más infame de Europa, la Sociedad Británica de Eugenesia. La Sociedad de Eugenesia pasó a llamarse  Instituto Galton en 1989, un nombre que rinde homenaje a Sir Francis Galton, el llamado padre de la eugenesia, un campo que a menudo describió como la “ciencia de la mejora del acervo racial”.

En el caso de Wellcome Trust, su biblioteca es la guardiana de los archivos históricos de la Sociedad de Eugenesia. Cuando Wellcome Trust estableció por primera vez su Centro de Archivo Médico, el primer archivo organizacional que buscó adquirir fue el de la Sociedad de Eugenesia-Instituto Galton. El sitio web de Wellcome describe el propósito original de la Sociedad de Eugenesia como “aumentar la comprensión pública de la herencia e influir en la paternidad en Gran Bretaña, con el objetivo de mejorar biológicamente la nación y mitigar las cargas que se consideran impuestas a la sociedad por los genéticamente ‘no aptos’”. También establece que los intereses de los miembros de la sociedad “iban desde la biología de la herencia, un tema que se desarrolló rápidamente durante la primera mitad del siglo XX, hasta la provisión de métodos anticonceptivos, inseminación artificial, estadísticas, educación sexual y asignaciones familiares”.

Un cartel publicado por la Sociedad de Eugenesia-Instituto Galton en la década de 1930 de la Biblioteca de Wellcome.


Lesley Hall, la archivista principal de Wellcome, se ha referido a Francis Galton, un eugenista racista, como un “eminente erudito de finales del siglo XIX” en su discusión sobre el archivo de la Sociedad de Eugenesia que tuvo lugar en Wellcome.

El Instituto Galton incluye a personas que originalmente trabajaron Wellcome Trust; incluido el presidente del instituto, Turi King. La Dra. Elena Bochukova, actual miembro del consejo de Galton y profesora de Galton, trabajó anteriormente bajo la dirección de Adrian Hill en el Centro Wellcome Trust de Genética Humana. El investigador principal de genética del Instituto Galton, el Dr. Jess Buxton, fue anteriormente un “investigador de genética” en Wellcome Trust y luego llevó a cabo una investigación independiente financiada por la misma organización. Su investigación, que está particularmente orientada a la raza, incluye la creación del primer mapa de secuencia genética de un nigeriano nativo. Además, el propio Adrian Hill habló en la Sociedad de Eugenesia-Instituto Galton en la celebración de su centenario en 2009.

El Instituto Galton publica lo que ahora llaman Galton Review, anteriormente titulado Eugenics Review, donde varios miembros de la autoproclamada “sociedad científica” publican artículos centrados en cuestiones de población, genética, biología evolutiva y fertilidad.

Una mirada a los primeros números de Eugenics Review da pistas sobre las ambiciones originales de Galton. En el  número de 1955 titulado “The Immigration of Colored People”, un autor pregunta: ¿Qué será de nuestro carácter nacional, buena mano de obra etc. en el transcurso de unaspocas décadas si esta inmigración de negros y negroides continúa sin control?”. El artículo termina con un llamamiento a los lectores para que escriban a sus representantes parlamentarios y les instan a que, en vista del “mejoramiento o deterioro racial”, se debe hacer algo de manera urgente para “controlar la actual afluencia de africanos y otros negroides”.

Actualmente, parece que el Instituto Galton sigue viendo la inmigración de minorías raciales como una amenaza descontrolada.  David Coleman, profesor de demografía de Oxford y miembro del instituto dirige una organización anti-inmigración y un grupo de defensa llamado MigrationWatch, cuya misión es preservar la cultura europea del Reino Unido al presionar al gobierno para que frene la inmigración legal y publique datos que supuestamente demuestra la amenaza biológica y cultural del aumento de la inmigración.

En un número de 1961 de Eugenics Review titulado “The Impending Crisis” se afirma que la función de la próxima conferencia del instituto es “honrar a Margaret Sanger” y se describe la crisis de población como “cantidad que amenaza la calidad”.

Sanger, conocida como la “pionera del movimiento estadounidense de control de la natalidad”, fue una firme defensora de la promoción de la “mejora racial” y la arquitecta clave del Proyecto Negro, que según ella “se estableció para el beneficio de la gente de color”. Sin embargo, como la becaria de ética médica de la Facultad de Medicina de Harvard, Harriet Washington, sostiene en su libro Medical Apartheid: “El Proyecto Negro buscó encontrar la mejor forma de reducir la población negra mediante la promoción de los principios eugenésicos”.  Sanger era miembro estadounidense de la Sociedad Británica de Eugenesia.

Otro de los primeros miembros del Instituto Galton fue John Harvey Kellog, prominente hombre de negocios y eugenista. Kellog fundó la Fundación Race Betterment y sostuvo que los inmigrantes y los no blancos dañarían el acervo genético estadounidense. Otro ejemplo más es Charles Davenport, un científico conocido por sus esfuerzos de investigación colaborativa con eugenistas en la Alemania nazi y sus contribuciones a las brutales políticas raciales en esta misma nación, además, fue vicepresidente del Instituto Galton en 1931.

Otro miembro más reciente del Instituto Galton: fue David Weatherall, por quien se nombra Weatherall de Medicina Molecular en Oxford. Weatherall era miembro del Instituto Galton: cuando todavía se llamaba Sociedad de Eugenesia y siguió siéndolo hasta su muerte en 2018. También fue nombrado caballero por el monarca británico en 1987 por sus contribuciones a la ciencia y se dirigió al Instituto Galton: en varias ocasiones, además dio una conferencia sobre genética en 2014, de la cual no hay transcripción o video disponible.

Como profesor de Oxford, Weatherall fue asesor de doctorado de Adrian Hill y, finalmente, su jefe cuando Hill empezó a trabajar en el Instituto Weatherall en el que se realizaban investigaciones inmunogénicas en África. Un  elemento clave del Instituto Weatherall de Medicina Molecular desde su fundación es Walter Bodmer, ex presidente del Instituto Galton:

"Si bien el Instituto Galton ha intentado distanciarse de su pasado de promover la eugenesia racial con esfuerzos de relaciones públicas a nivel superficial, no ha impedido que los familiares del infame racista alcancen posiciones de liderazgo en el instituto. El Profesor Emérito de genética molecular en el Instituto Galton: y uno de sus oficiales no es otro que David J. Galton cuyos trabajos incluyen el libro Eugenics: The Future of Human Life in the 21st Century. David Galton ha escrito que el Proyecto de Mapeo del Genoma Humano, originalmente ideado por el ex presidente de Galton, Walter Bodmer, había “aumentado enormemente… el alcance de la eugenesia… debido al desarrollo de una tecnología muy poderosa para la manipulación del ADN".

Galton dijo que esta nueva “definición más amplia de eugenesia” cubriría métodos para regular el número de poblaciones, así como para mejorar la calidad del genoma mediante la inseminación artificial selectiva por donante, terapia génica o manipulación genética de células de la línea germinal”. Al ampliar esta nueva definición, Galto es neutral en cuanto a “si algunos métodos deberían ser obligatorios por parte del estado o dejarlos a la elección personal del individuo”.

¿Quién recibe las vacunas más seguras?
Teniendo en cuenta el grado en que los actores e instituciones detrás de la vacuna Oxford-AstraZeneca (incluido el principal desarrollador) están vinculados y conectados a instituciones que han sido fundamentales en el surgimiento y perpetuación de la eugenesia racial, es preocupante que esta vacuna en particular esté siendo retratada por científicos y medios de comunicación como la vacuna Covid-19 para los pobres y el Sur Global.

La vacuna Oxford-AstraZeneca se vende a una fracción del costo de sus competidores y cuesta entre 3 y 5 dólares por dosis. Moderna y Pfizer cuestan de 25 a 37 dólares por dosis, respectivamente. Como informó recientemente CNN, la vacuna Oxford-AstraZeneca “será mucho más fácil de transportar y distribuir en países en desarrollo que sus rivales”, varios de los cuales requieren cadenas de suministro de frío complicadas y costosas. Cuando la  Fundación Thomson Reuters preguntó a varios expertos qué vacuna Covid-19 podría “llegar a los más pobres lo antes posible”, todos manifestaron su preferencia por la candidata Oxford-AstraZeneca.

También está el hecho adicional de que una serie de problemas de seguridad rodean a la vacuna. Recientemente, el 21 de noviembre, un participante de cuarenta años en el ensayo clínico de AstraZeneca que vive en India envió un aviso legal al Serum Institute de India alegando que la vacuna le provocó el desarrollo de neuroencefalopatía aguda o daño cerebral. En el aviso, el participante dijo que “debe ser compensado, en lo mínimo, por todos los sufrimientos que él y su familia han sufrido y es probable que padezcan en el futuro”.

En respuesta, el Serum Institute afirmó que las complicaciones médicas del participante no están relacionadas con el ensayo de la vacuna y que emprendería una “acción legal” contra el participante con daño cerebral por difamar la reputación de la empresa, buscando daños por más de US $13 millones. Amar Jesani, editor de la Indian Journal of Medical Ethics, dijo sobre el incidente: “Esta es la primera vez que escucho que un patrocinador amenaza a un participante del ensayo”. El Serum Institute ha recibido al menos US $18,6 millones de la Fundación Bill y Melinda Gates y tiene un acuerdo con AstraZeneca para fabricar mil millones de dosis de la vacuna.

Otros fabricantes elegidos por Oxford-AstraZeneca para producir su vacuna tampoco son ajenos a la controversia. Por ejemplo, su socio de fabricación en China, Shenzhen Kangtai Biological Products, ha estado en el centro del escándalo por años, especialmente después de que 17 bebés murieran a causa de su vacuna contra la hepatitis B en 2013. El New York Times citó  a Yanzhong Huang, principal investigador de salud global en el Consejo de Relaciones Exteriores, diciendo: “Imagínese si un escándalo similar se presenta nuevamente en China… No solo se socavará la confianza de la empresa que fabrica la vacuna, sino que también dañará la reputación de AstraZeneca y su vacuna”.

En otro ejemplo, el socio de fabricación elegido para producir la vacuna en los EE. UU. es Emergent Biosolutions, una empresa plagada de escándalos vinculada a los ataques de ántrax de 2001. Esta empresa, anteriormente conocida como BioPort, tiene un largo historial de venta y comercialización de productos que nunca fueron probados para su seguridad y eficacia, incluida su vacuna contra el ántrax llamada BioThrax y su producto de biodefensa llamado Trobigard. El actual jefe de control de calidad de la planta de fabricación de plomo de Emergent Biosolutions en los EE. UU. no cuenta con experiencia en la fabricación de productos farmacéuticos y, en cambio, es un ex funcionario de inteligencia militar de alto rango que operaba en Irak, Afganistán y otros lugares.

Los problemas planteados por su decisión de asociarse con fabricantes con antecedentes sombríos sobre problemas de seguridad de productos se ven agravados por las reacciones adversas informadas en los ensayos Oxford-AstraZeneca, así como por las formas en que los realizan. En septiembre, AstraZeneca se vio obligada a pausar su ensayo experimental de la vacuna Covid-19 después que una mujer de Reino Unido desarrolló una “sospecha de reacción grave” que, según informó el  New York Times era compatible con la mielitis transversa.

La Mielitis Transversa (MT) es un trastorno neurológico caracterizado por la inflamación de la médula espinal, un elemento importante del sistema nervioso central. A menudo,  deriva en debilidad de las extremidades, problemas para vaciar la vejiga y parálisis. Los pacientes pueden quedar con una discapacidad grave y actualmente no existe una cura eficaz.

La preocupación por un vínculo entre la MT y las vacunas está bastante consolidada. Un análisis de casos publicados en 2009 documentó treinta y siete casos de MT vinculados con varias vacunas, que incluyen hepatitis B, sarampión, paperas, rubéola, difteria, tos ferina, tétanos, entre otros, tanto en bebés, niños y adultos. Los investigadores en Israel señalaron: “Los vínculos de diferentes vacunas con un único fenómeno autoinmune aluden a la idea de que un denominador común de estas vacunas, como un adyuvante, podría desencadenar este síndrome”. Incluso en el artículo del New York Times sobre la pausa del ensayo AstraZeneca se mencionan “especulaciones” del pasado de que las vacunas podrían desencadenar la MT.

En julio, un participante del ensayo Oxford-AstraZeneca desarrolló síntomas de MT y el ensayo se tuvo que detener en ese momento. Un “panel independiente” finalmente concluyó que la enfermedad no estaba relacionada a la vacuna y el ensayo continuó. Sin embargo, como dijo Nikolai Petrovski de la Universidad de Flinders a la Australian Broadcasting Corporation, estos paneles suelen estar compuestos por “bioestadísticos y también representantes médicos de la empresa farmacéutica patrocinadora que realiza el ensayo”. Luego, en octubre murió un participante del ensayo en Brasil, aunque en ese caso, AstraZeneca señaló que la persona era parte del grupo de control y, por lo tanto, no había sido inyectado con la vacuna Covid-19.

Según Forbes, la vacuna AstraZeneca no fue eficaz para detener la propagación del coronavirus en sus ensayos con animales. Los seis monos inyectados con la vacuna Covid-19 de AstraZeneca se infectaron con la enfermedad después de ser inoculados. Se ejecutó a todos los monos, lo que significa que se desconoce si habrían sufrido otros efectos adversos.

Otra preocupación es que los administradores del ensayo le dieron al  grupo de control del ensayo (tanto en animales como humanos) Nimenrix de Pfizer, una vacuna contra la meningitis, en lugar de una solución salina, que se considera el estándar de oro para los controles porque los investigadores pueden estar seguros de que la solución salina no causará ninguna reacción adversa.  

El uso de la vacuna contra la meningitis de Pfizer como placebo de control permite a AstraZeneca minimizar cualquier reacción adversa en su grupo de vacuna Covid-19 al mostrar que el grupo de control también sufrió reacciones adversas. Mary Holland, consejera general de Children’s Health Defense dijo: “La vacuna contra la meningitis en el ensayo de AstraZeneca es lo que yo llamaría un ‘falso cebo’, un control cuyo propósito real es disfrazar u ocultar daños en el grupo de la vacuna”.

Eugenesia con otro nombre
A pesar de estas preocupaciones de seguridad y escándalos de ensayos clínicos, cerca de 160 países han comprado la vacuna Oxford-AstraZeneca, y ahora los informes señalan que India, el país con la segunda población más grande del mundo, probablemente apruebe esta vacuna la próxima semana.

Como se documenta aquí, si bien la vacuna puede ser anunciada como “vital para los países de bajos ingresos”, el proyecto Oxford-AstraZeneca no es una mera actividad filantrópica. No solo hay un motivo de lucro significativo detrás de la vacuna, sino que la conexión de su investigador principal con la Sociedad Británica de Eugenesia agrega otro nivel justificado de escrutinio.

Para aquellos que se encuentran con historias de eugenistas, es común descartar tal actividad como la de “teorías de conspiración”. Sin embargo, es innegable que varias personas e instituciones destacadas que permanecen activas en la actualidad tienen vínculos claros con el pensamiento eugenista, que no era tan tabú hace apenas unas décadas. Desafortunadamente, esto es cierto para las personas e instituciones asociadas con la vacuna Covid-19 de Oxford-AstraZeneca, quienes, como se demuestra en este artículo, se sumergen en estudios de ciencia racial y control de la población, principalmente en África, mientras trabajan en estrecha colaboración con instituciones que tienen vínculos de larga data con lo peor del movimiento eugenésico.

Como se ha demostrado en esta serie, existen muchas preocupaciones con respecto a los puntos donde se cruzan la raza y la campaña de vacunación Covid-19 en los EE.UU. y en el extranjero, tanto de forma pública como privada. La Parte I de esta serie planteó preguntas sobre el papel de conformación de políticas del Centro Johns Hopkins para la Seguridad de la Salud, que sugirió que el gobierno de los Estados Unidos ponga las vacunas Covid-19 primero a disposición de las minorías étnicas y las personas con discapacidades diferentes. En la Parte II se explicó el cómo se van a asignar las vacunas Covid-19 en los EE. UU. Las agencias de salud están utilizando un programa creado por Palantir, una empresa con un historial de ayudar a las agencias estadounidenses a dirigirse a las minorías étnicas a través de políticas de inmigración y vigilancia racista.

Además, existen planes para ejercer lo que razonablemente podría describirse como coerción económica para presionar a personas para que se vacunen “de forma voluntaria”. Obviamente, dicha coerción será más efectiva en las comunidades pobres y trabajadoras, lo que significa que las comunidades de color también se verán afectadas de forma desproporcionada.

Teniendo en cuenta estos hechos, y el caso para analizar la seguridad de la opción de vacuna “asequible” de Oxford-AstraZeneca hecho anteriormente, es probable que cualquier daño causado por la política de asignación de vacunas en los EE.UU. y en otros lugares afecte de forma desproporcionada a las comunidades pobres, especialmente las de color.

Como tal, el público debe tomar todas las políticas de implementación de vacunas con pinzas, incluso cuando vienen envueltas en un lenguaje de inclusión, justicia racial y preservación de la salud pública. Como dijo el cofundador de la Sociedad Estadounidense de Eugenesia (más tarde rebautizada como “Sociedad para el Estudio de la Biología Social”) Frederick Osborn en 1968, “es más probable que los objetivos eugenésicos se logren con un nombre que no sea eugenesia”.


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