domingo, 18 de diciembre de 2022

La Tierra en la silla eléctrica 16. El aceite de colza

La Tierra en la silla eléctrica 16. El aceite de colza

Fuente: https://www.eldiestro.es/2022/12/la-tierra-en-la-silla-electrica-16-el-aceite-de-colza/

Autor: Galo Dabouza

Capítulo dedicado al Dr. Antonio Muro, al periodista Andreas Faber-Kaiser y al Teniente Coronel médico D. Luis Sánchez-Monge Montero. Nihil prius fide.

Decíamos ayer… que las autoridades tienen una imaginación desbordante para insultar nuestra inteligencia e intentar engañarnos. Haremos ahora un paréntesis en los campos electromagnéticos CEM para poner el punto de mira en uno de los casos más graves de estafa sanitaria de la que nuestras autoridades fueron cómplices y encubridores. Este ejemplo ilustrará al lector de hasta dónde son capaces de llegar para llevar adelante sus planes.

El famoso caso del  “síndrome tóxico” o del “aceite de colza desnaturalizado” es el paradigma del fraude sanitario, con resultados mortales. 

El 1 de mayo de 1981 se inició en España una epidemia de neumonía atípica. En un principio, y como ya es habitual, para despistar a incautos se acusó a algún microorganismo desconocido respiratorio de la familia de la legionella. De este modo se perdieron estérilmente meses, en los que se podría haber tratado eficazmente la patología. Finalmente se admitió la vía digestiva, pero se eligió como arma homicida el aceite de colza desnaturalizado, tratado con anilinas, y a sus vendedores como chivos expiatorios. En realidad, otra nube de humo para distraer del verdadero culpable.

Las anilinas no son más tóxicas que el azúcar, pero ni siquiera se intentó el tratamiento conocido y eficaz para la intoxicación de las anilinas, el azul de metileno, prueba de que las autoridades sabían que era pura farsa. En su lugar se aplicaron tratamientos sintomáticos inútiles, y a causa de esa criminal conducta la inmensa mayoría de los enfermos siguieron sufriendo y muriendo durante meses.

Paradójicamente, está demostrado que muchos de los afectados no probaron nunca una gota de ese aceite de colza, aunque todos tuvieron que admitir haberlo tomado, para solicitar las indemnizaciones. Por un extraño capricho de las autoridades, reconocer haberlo consumido era conditio sine qua non para cobrarlas. 

Pero no todos los expertos se dejaron engañar por las “autoridades”. Desde muy pronto, diversos médicos vieron en esos extraños síntomas, los propios de una intoxicación con organofosforados, que son sustancias muy conocidas como insecticidas y gases de guerra neurotóxicos.  

Entre los que así lo vieron y publicitaron estaba el Dr. Ángel Peralta Serrano, endocrinólogo del Hospital de La Paz, designado perito para el juicio del síndrome tóxico, que en un informe elaborado el 12 de mayo -a los 10 días de iniciado el brote epidémico- dice, literalmente: “existe información toxicológica y clínica en países donde el fenómeno descrito se ha reproducido en cierto modo. El mito del “síndrome nuevo”… no es de recibo… debe aceptarse que la molécula fosfórica afectará al hígado y otros órganos (especialmente el hígado, donde se cataboliza el veneno)”.

Más adelante, en otro informe, el mismo médico insiste en los organofosforados como causantes, y en la necesidad de usar el antídoto típico para este tipo de intoxicación, la atropina, de la que dice que está siendo usada con éxito por un médico militar, con resultado de curación completa de los pacientes. Literalmente dice “En plena era espacial el hombre explora el Universo. Sin embargo un cuadro clínico recortadísimo, patológico de intoxicación por organofosforados, no se identifica”.

Las autoridades lo silencian, al igual que al médico militar al que menciona, el Teniente Coronel médico D. Luis Sánchez-Monge Montero, que fue el que curó con atropina a varios enfermos. (1) En su caso lo tenía muy fácil. Desde hace 50 años, todo soldado español debe llevar en su equipo individual de protección NBQ (nuclear, bacteriológico y químico) dos auto inyectables de atropina, precisamente para el caso de ataque con gases neurotóxicos organofosforados. (2) La terapia funcionó, y el médico militar publicó sus éxitos en la Tribuna Médica del 19 de marzo de 1982. 

En un comportamiento inexplicable -para quien no sepa cómo funciona el mundo-, las “autoridades” prohibieron el tratamiento y silenciaron al militar.

En la misma línea investigaba el Dr. Antonio Muro Fernández-Cavada, director del Hospital del Rey, que fue fulminantemente destituido de su cargo por defender la teoría de los organofosforados. Hay quien sospecha que su muerte, de un oportuno cáncer antes del juicio -como muchos otros médicos disidentes-, no fue accidental (3).

Este heroico doctor, a pesar de su destitución, se dedicó en cuerpo y alma a investigar el síndrome tóxico. Fue el primero que apunto al aceite como posible culpable. Lo descartó rápido, al averiguar que la mayoría de los enfermos no lo habían consumido. Una trepidante búsqueda, digna de la mejor película de acción e intriga, lo llevó hasta un huerto de tomates en Almería, y como vehículo del tóxico encontró el Nemacur 10, un plaguicida fabricado por Bayer.

Otros investigadores serios descartaron la culpabilidad del aceite de colza por la misma razón. Muchos muertos y afectados jamás lo habían probado. Y por contra, muchos consumidores de ese aceite no tuvieron síntoma alguno. Sin embargo todos los afectados habían consumido tomates de los mismos puestos de venta ambulante. Estos tomates, al parecer, fueron cultivados en Roquetas del Mar, Almería. Con ellos la CIA investigó los efectos de los organofosforados por vía digestiva. (4)

Los españoles hicimos el papel de conejillos de indias, con la connivencia dolosa de nuestro gobierno. Porque el criminal empeño en impedir un tratamiento eficaz se hizo a instancia de las autoridades yanquis. Si se hubieran tratado de modo rápido y eficaz, se habría chafado el experimento.

En el esfuerzo de dar por buena la increíble versión oficial, la comisión de la OMS sobre el tema, se llamaba “Comité Científico Directivo de la OMS sobre el Síndrome del Aceite Tóxico”. Así se evitaba que nadie apuntase en la dirección “equivocada”.

Se nota que la batuta está fuera de España, y por encima de cualquier diferencia política, porque la tragedia comenzó con el gobierno de Leopoldo Calvo Sotelo (UCD) y terminó, con un juicio perfectamente amañado para culpar a los inocentes aceiteros, gobernando Felipe González (PSOE). 

Quien quiera ampliar datos, lo mejor es que lea la magistral obra de Andreas Kaber-Kaiser “Pacto de silencio”, que le costó la vida. Mejor que cualquier novela de misterio. Pero cuidado, que hay muchas ediciones cuidadosamente censuradas.

https://sindrometoxico.wordpress.com/tag/luis-sanchez-monge/

https://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1887-85712014000100002


https://elpais.com/diario/1985/04/17/sociedad/482536803_850215.html#:~:text=Antonio%20Muro%20Fern%C3%A1ndez%20Cavada%2C%20m%C3%A9dico,%C3%BAltima%20ve

https://elpais.com/diario/1988/02/23/sociedad/572569203_850215.html#:~:text=Seg%C3%BAn%20estos%20m%C3%A9dicos%2C%20de%20las,mercadillos%20y%20por%20venta

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